El Harvard Club de México y la U-ERRE unieron fuerzas en “Momento Mexicano”, un evento trascendental que inspiró a la juventud regiomontana a transformar el futuro desde la innovación, la comunidad y el talento. Este encuentro no solo marcó un hito en la colaboración académica, sino que también sembró las semillas para una nueva visión de liderazgo y participación ciudadana.
Un evento con visión global, desde el corazón de Monterrey
Vivimos un momento de grandes retos para México y el mundo. Crisis económicas, transformaciones políticas y cambios sociales están redefiniendo el presente de millones de jóvenes. En este contexto de incertidumbre, surge una oportunidad única: innovar, transformar y construir desde lo local hacia lo global.
Eso es precisamente lo que propuso la U-ERRE con el evento “Momento Mexicano”, realizado en colaboración con el Harvard Club de México los días 15 y 16 de mayo. Más de mil estudiantes y cerca de 50 líderes de opinión, académicos, emprendedores y activistas se reunieron para reflexionar sobre el papel crucial de la juventud mexicana en este nuevo capítulo de América del Norte. El campus de la U-ERRE se convirtió en el epicentro de un diálogo vibrante sobre el futuro de la región.
¿Qué hace tan relevante este encuentro con Harvard?
Este evento marcó un hito al acercar el pensamiento crítico y las redes de alto nivel a la comunidad estudiantil de Monterrey, un hecho poco común en la vida académica nacional. ¿Por qué es tan significativo? Porque, según un reciente estudio publicado en Nature, existen tres factores fundamentales que transforman positivamente la vida de una persona:
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Hacer amistades significativas: La creación de redes y lazos sociales fuertes.
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Tener conectividad económica: El acceso a oportunidades y recursos que impulsan el desarrollo.
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Participar activamente en comunidad: El involucramiento directo en el bienestar colectivo.
“Momento Mexicano” fue diseñado precisamente como un espacio para cultivar estos tres pilares esenciales, ofreciendo a los jóvenes no solo conocimiento, sino también conexiones valiosas y la inspiración para la acción.
Disruptir para transformar: el verdadero reto para las juventudes
Durante dos días, los asistentes tuvieron la oportunidad de escuchar experiencias reales y disruptivas de líderes que han generado un cambio significativo, ya sea desde el ámbito público, el emprendimiento social, la innovación tecnológica o la academia. Se presentaron casos de éxito que demostraron cómo la iniciativa y la visión pueden superar obstáculos y crear soluciones impactantes.
Cada historia compartida fue una invitación directa a dejar la pasividad y tomar acción. El evento logró algo fundamental: desmitificar y poner ideas complejas al alcance de los estudiantes, sembrando en ellos el deseo genuino de involucrarse y co-crear el futuro. Fue un llamado a la acción para que la juventud regiomontana asuma un rol protagónico en la construcción de un México más próspero y equitativo.
U-ERRE y Harvard: una alianza con propósito transformador
Este tipo de encuentros reflejan el compromiso inquebrantable de la U-ERRE por ofrecer una educación conectada con el mundo real, que potencie el talento y promueva la transformación social. Al abrir las puertas al Harvard Club de México, la universidad no solo mostró su capacidad de convocatoria y liderazgo, sino también su visión clara: Transformar comunidades desde el capital humano, el pensamiento crítico y el trabajo en red.
Esta alianza estratégica subraya la convicción de que transformar comienza por conocer, conectar y actuar. Se trata de pasar del discurso a la articulación real de soluciones, compartiendo aprendizajes, visiones y oportunidades de colaboración que trasciendan las aulas y generen un impacto palpable en la sociedad.
Un momento que deja huella
“Momento Mexicano” fue mucho más que un evento académico; fue un detonador de conciencia, de comunidad y de acción. Quienes lo vivimos, salimos distintos: más conectados, más conscientes de nuestro potencial y, sobre todo, profundamente motivados a ser parte activa del cambio.
Porque sin base no hay altura. Porque sin comunidad, no hay transformación.
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