Aprendizaje colaborativo: ¿qué es y cómo aplicarlo?
Con anterioridad se le llamaba trabajo en equipo, trabajo en grupo, y otras expresiones; pero, hoy en día hablamos de aprendizaje colaborativo. Si bien, no es una metodología de aprendizaje nueva, sí es novedosa la perspectiva de abordaje.
¿Conocen el famoso dicho: “dos cabezas piensan mejor que una”? Con esta premisa se explica esta competencia educativa. En el siguiente artículo, vamos a desarrollar de qué se trata y cuál es la mejor forma de lograr un aprendizaje colaborativo.
¿Qué es el aprendizaje colaborativo?
El aprendizaje colaborativo puede ser pensado como metodología didáctica implementada por los docentes o como capacidad o competencia a adoptar por los alumnos. Nos interesa esta segunda acepción, ya que no se limita solo al ámbito educativo.
El aprendizaje colaborativo como competencia trata sobre adquirir conocimiento a partir de interactuar con otros, para lograr metas profesionales. En este sentido, es una capacidad de empatía, liderazgo y saber escuchar a otras personas.
El aprender en colaboración no se limita al ámbito de estudio, pues se transfiere al espacio laboral a partir de la cultura colaborativa, cada vez más en auge. En distintos entornos, se apunta a la delegación de tareas e intercambios creativos.
En los distintos niveles educativos, nos preocupa que los estudiantes logren las herramientas necesarias para trabajar con otros. ¿Cómo hacerlo?
Beneficios del aprendizaje colaborativo
Conocer los beneficios del aprendizaje colaborativo otorga algunas respuestas a esta pregunta. Un primer paso que se debe realizar en toda propuesta educativa es trazar los objetivos para poder llevar esta propuesta a las aulas. Estos pueden establecerse a partir de los siguientes beneficios:
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Poner en juego y permitir la comprensión de distintas perspectivas sobre un tema o problema.
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Mejorar la interacción entre estudiantes al sacarlos de su zona de confort cuando trabajan solos.
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Desarrollar habilidades de comunicación oral, liderazgo, resolución de situaciones problemáticas, autonomía respecto al docente, por ejemplo.
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Preparar para situaciones de otros ámbitos fuera del educativo, tanto sociales como laborales.
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Incrementar destrezas socioemocionales como el autoestima, la responsabilidad, la empatía, etcétera.
El aprendizaje colaborativo potencia la mirada de uno al descubrir un punto de vista distinto que el que se estaba pensando hasta ese momento. También habilita objetivos mayores, pues se tienen a disposición más manos para el trabajo.
¿Cómo aplicar el aprendizaje colaborativo?
Este es el punto clave. Hasta ahora la forma de aplicar el trabajo en equipo o en grupo era designar la consigna y dejarlo librado a los estudiantes. Pero ¿cuentan estos con las capacidades necesarias para hacerlo? Te proponemos un camino de acompañamiento para el desarrollo de esta capacidad.
Si pensamos que es una competencia necesaria para los alumnos, entonces nos propondremos deconstruir lo que hacemos al trabajar con otros. Esto permitirá adquirir el “saber hacer” para generar conocimiento de manera colaborativa:
- Establecer reglas claras de armado de los grupos: considerar con los estudiantes que estos no suelen ser con los pares afectivos, sino con los pares estratégicos.
Muchas veces nos tocará trabajar con personas que desconocemos, los grupos también suelen ser mixtos. Por último, elegidos según competencias que complementen y permitan mentalidades de crecimiento.
- Planificar cada etapa del trabajo colaborativo: si se divide el trabajo por etapas, se podrá generar instancias de evaluación, lo que permitirá saber sobre la participación de cada integrante.
Podrás tomar decisiones y delegar acciones según las habilidades de cada integrante. También será posible equilibrar la participación, escuchar todas las voces y asumir responsabilidades.
- Enseñar habilidades de debate: en todo trabajo colaborativo surgirán momentos de consenso y de conflicto. Se necesitarán herramientas para superar estas situaciones problemáticas y llegar a acuerdos, para continuar hacia el objetivo propuesto.
Estas serán: poder establecer un debate con respeto, colocar los pros y contras sobre la mesa, comparar y establecer la mejor opción, aceptar la decisión mayoritaria, acordar entre todos los miembros.
A partir de estas mediaciones, se facilita la incorporación de esta capacidad de aprendizaje colaborativo. También se tendrán menos dificultades a la hora de evaluar el trabajo en grupo. Por último, habrá mejores resultados cuando se realiza una de estas propuestas en el aula, en oposición a una clase tradicional.
Durante este artículo, se pudo observar que el aprendizaje colaborativo es una competencia social, no solo educativa, pues es necesaria para diversos ámbitos del entorno humano.
De igual manera, se puede inferir que es un aprendizaje que también debe aprenderse, no se da naturalmente en todas las personas.
En segundo lugar, observamos que su aplicación en las aulas debe ser andamiada. Es decir, que al acompañar cada etapa del trabajo colaborativo es posible potenciar esta capacidad para su posterior uso en diversos espacios sociales.
En U-ERRE nos ocupamos de estar a la vanguardia de las propuestas educativas. Esto implica incorporar el aprendizaje colaborativo en nuestra oferta académica. Si quieres conocer más, no dudes en consultar toda la información en nuestra página web.
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